martes, 19 de agosto de 2008
pequeños relatos de viajes bienvenidos, 2
Hola soledad,
ya no me agrada tu compañía
Qué pasó con nuestro romance
donde quedaron esas noches en vela
escuchándote, perdido en ti
Ya no te extraño, ya no me dueles
Pero no dejo de pensarte
Aún estás conmigo, me tienes atrapado
pero no durará mucho
más
estoy decidido a dejarte
Y aún sigues acá
eres como un mal necesario
duermes conmigo cada noche
me arrullas en tus ruidosos silencios,
me hielas la piel, me haces mal
Ya no como antes
Que dependía de ti, que vivía por ti, que te añoraba
con desesperación ingrata
Qué fue de esos momentos, tormentosos, arremolinados
oscuros y, como sólo tú: Silenciosos, que me dabas.
Ahora tengo a otra, que me aparta de ti
que ocupa mi mente, que llena mis vacios por extrañarte
mis carencias por desearte
Adiós soledad, no es lo mismo entre nosotros,
se perdió nuestro encandilamiento
perdimos para siempre
tu te llevas lo mejor de mí, mis mejores momentos
dedicados a ti, mis secretos
Yo me quedo con tus eternos silencios y oscuridades,
entrañables que ya no necesito, no quiero y extraño
Por qué cambiaste soledad
si antes eramos perfectos felices
Adios soledad, ya no vengas a visitar
martes, 5 de agosto de 2008
viajes bienvenidos, 2
Ahora entiendo, ahora me vengo
Por fin siento el peso del adiós en mí, pero esta vez soy yo quien se va
al fin
No corro a tu lado, quién lo diría
que sin ti no vivía ni pensaba vivir
corro tras de mí mismo, de mi despertar por fin
azul, blanco: en azul y blanco
un despertar cansado
y cansado de esperar despierto
Detengo mis pasos, miro hacia atrás
debería
veo rostros fantoches
lágrimas
ahí van las mías, tragándolas hacia adentro,
ajustándolas en mi garganta, no dejándolas salir
Y me parece verte, tan nítida como hace un lustro
al factor de algún número
tan nítida que hasta puedo verme a mí y vuelvo a vivir ese momento
desesperante, no quiero despertar
no me saquen de la cama
Ya no.
Entrar, oscuro, muchedumbre
MIEDO
no dejo de avanzar, no dejo de alejarme
y una sonrisita maliciosa aparece de pronto cuando he recuperado mi razón
El destino nos lleva a no encontrarnos jamás,
porque lo negamos, pero lo queremos así
Suscribirse a:
Entradas (Atom)